"Todavía tengo pesadillas de mis hermanos encadenados": los hijos Turpin reviven su infierno en la 'casa del horror'
Este viernes, por primera vez desde que las autoridades rescataron a 13 hijos del abuso que sufrieron por años a manos de sus propios padres, dos víctimas contaron desde el podio de una corte del sur de California los horrores que pasaron.
"Mis padres me quitaron la vida entera, pero ahora la estoy recuperando", expresó una de las hijas mayores con una débil voz que más parecía la de una niña pequeña. Frente a ella, quienes fueron sus verdugos, David y Louise Turpin, lloraron sin consuelo al escuchar su emotivo testimonio.
La Fiscalía llevó a dos de los hermanos Turpin a la audiencia final de un mediático proceso judicial que concluyó con una sentencia de 25 años a cadena perpetua para cada uno de los acusados. Otra víctima envió una carta que se leyó en el tribunal.
Los tres hijos expresaron algo en común que dejó a todos perplejos: que aman a sus padres a pesar del daño causado, que ya los perdonaron y hasta aseguraron que tanto sufrimiento los ha hecho "fuertes". Hubo pocos reproches en sus mensajes, se enfocaron sobre todo en contar sus planes y lo que han aprendido desde que las autoridades se hicieron cargo de ellos en enero de 2018.
"Ahora estoy en la universidad y vivo de manera independiente", relató la hija, cuyo nombre no fue revelado. "Creo que todo sucede por una razón. La vida pudo haber sido mala, pero me hizo fuerte. Luché para convertirme en la persona que soy. Vi a mi padre cambiar a mi madre. Casi me cambiaron", expresó en un breve testimonio que interrumpió un par de veces por el llanto.
"Soy una guerrera, soy fuerte y estoy saliendo adelante en la vida como si fuera un cohete", finalizó.
Su hermano, también ya un estudiante universitario, relató que hasta junio pasado aprendió a montar en bicicleta y que también le han enseñado a cocinar y alimentarse bien.
"Amo mucho a mis dos padres. Aunque ellos no nos criaron de la mejor manera me alegra que lo hayan hecho porque me hizo la persona que soy ahora", explicó el joven en la corte. "Les agradezco por enseñarme sobre Dios y la fe".
"Les he perdonado las cosas que nos hicieron"
Las palabras de los hermanos Turpin confirmaron una vez más los maltratos a los que fueron sometidos por años. Este caso se descubrió cuando Jordan, entonces de 17 años, escapó de su casa por una ventana y llamó al 911 para denunciar lo que sucedía. Cuando la Policía llegó a esta vivienda en Perris, California, encontraron a varios de sus hermanos encadenados a las bases de sus camas y a otros esposados.
Estaban sucios y parecían tener menor edad por su estado de desnutrición. Dormían mucho, sus padres los hacían dormir durante el día y estar despiertos en la noche. Sus padres decían que los educaban en casa, pero era mentira: en realidad, les obligaban a memorizar pasajes de la Biblia. Cuando fueron rescatados los hijos de esta extraña familia tenían entre 2 y 29 años.
Esa terrible experiencia, lamentó el hermano que habló en corte este viernes, no se ha borrado de su mente. "No puedo describir con palabras lo que vivimos al crecer. Todavía tengo pesadillas de lo que sucedió, incluyendo a mis hermanos encadenados. Pero eso es el pasado y esto es ahora. Amo a mis padres y les he perdonado muchas de las cosas que nos hicieron, aseguró.
Además, dijo que le pide a Dios por sus padres para que "nunca pierdan su fe". También leyó un versículo del libro del profeta Isaías: Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Sus padres, en el banquillo de los acusados, se secaban las lágrimas. A Louise le temblaba la boca al escuchar a sus hijos.
El joven contó que ya es una persona independiente. Ahora vive en un apartamento cerca de su universidad y señaló que su plan es obtener un título de ingeniero en computación y una maestría.
"En junio del año pasado aprendí a montar en bicicleta y desde entonces he podido ir a todos lados, como a la escuela, a la tienda; o a veces solo tomo largos recorridos porque lo disfruto", relató. También mencionó que bajo la tutela de las autoridades del condado de Riverside, que se han encargado de mostrarles el mundo del cual estuvieron privados, "aprendí a defenderme, a comer sano y a preparar comida".
"Creían que Dios los bendijo con todos sus hijos"
Un tercer hermano no se presentó en el tribunal, pero envió una larga declaración que se leyó frente a los Turpin.
"Quiero que la corte sepa que nuestros padres se amaron y amaron a cada uno de sus hijos. La gente en Texas (donde vivieron por años antes de mudarse a California), incluso amigos, creían que nuestros padres tenían muchos hijos. Nuestros padres no estaban de acuerdo. Ellos creían que Dios los bendijo con todos sus hijos", escribió uno de los hijos en el documento leído en la corte.
Su declaración estuvo llena de justificaciones sobre las acciones de sus padres.
"Creo con todo mi corazón que mis padres hicieron su mayor esfuerzo por los 13 (hijos) y querían darnos una buena vida. Ellos creían que todo lo que hicieron era para protegernos", expresó.
También reveló que los Turpin no pidieron ayuda a las autoridades para criar a sus hijos temiendo que les quitaran su custodia.
Recordó estas frases de amor que –según este hijo– su madre le escribió a su padre: "Los niños son el mejor regalo (…) Cuando ellos crecen es incluso mejor".
Según su testimonio, su madre se afligía cuando tenía que reprenderlos. En una audiencia judicial en junio, los fiscales alegaron que los hermanos contaron que cuando vivían en Texas su padre aplicaba castigos físicos que iban en aumento, incluyendo ponerlos dentro de jaulas de animales. Al mudarse a California, la disciplina estuvo sobre todo a cargo de la madre.
"Recuerdo a mi madre sentada en su silla reclinable llorando, diciendo que no sabía qué hacer. Ella no quería usar cadenas, pero temía que sus hijos tomaran mucha azúcar o cafeína", explicó.
Fue cuando contó que el único que podía beber refrescos o sodas en la casa era su padre, como una manera de mantenerse despierto tras el volante. "Padre la necesitaba para el trabajo. Él se quedó dormido manejando y tuvo un accidente. Ellos no sabían qué hacer", mencionó.
Navidad, Disneyland y los viajes en familia
Aunque los detectives alegan que estos hermanos pasaron hambre al grado de encontrarlos desnutridos y muy por debajo del desarrollo adecuado para sus edades, este hijo resaltó que cada dos semanas comían pizza y platillos mexicanos. "Nuestra madre siempre nos pedía que le dijéramos si seguíamos con hambre para que nos diera más".
Además, aseguró que en California encontraron un mejor trato con respecto al tamaño de su familia. Dice que incluso les regalaron boletos para ir a Disneyland, viajaron a conocer el Gran Cañón, Las Vegas y otros lugares.
"Cada año, tanto como yo recuerdo, nuestros padres trataron de darnos las navidades más lindas, según sus posibilidades. Nos daban lo que queríamos, incluso cuando no podían pagarlo", afirmó este hijo, quien añadió que siempre festejaban los cumpleaños de cada niño.
Sobre la escuela en casa, él mencionó que esa idea se originó cuando su hermano mayor acudió a un instituto público y sus padres se dieron cuenta de que "no aprendió mucho". Sin embargo, confesó que aunque al principio funcionó, luego las clases que les impartían sus padres tampoco eran buenas. "Funcionó bien primero, pero a lo largo de los años se volvió complicado".
Este hijo relató que "cerca del final" –refiriéndose al arresto de sus padres– la situación en su hogar se volvió "complicada" y lo relacionó con la muerte de sus abuelos maternos en 2016.
Antes de escuchar la sentencia del juez, David Turpin trató de leer una declaración propia, pero el llanto se lo impidió. Apenas si se entendió que su abogada se haría cargo de eso. En ese escrito, él dijo que esperaba que sus hijos estuvieran "cerca uno del otro, ya que su padre y su madre no podrán estar ahí para ellos".
Además, aseveró que trató de educar a sus hijos de la mejor manera posible. "Nunca intenté hacerle ningún daño a mis hijos. Pido disculpas si hice algo que les causó daño", leyó su abogada.
Una vez que recobró las fuerzas, David se acercó el micrófono para decir: "Espero que mi hijo mayor y mis cuatro hijas que actualmente están en la universidad obtengan sus certificados y espero que todos sean exitosos (…) Estoy orgulloso de cada uno de mis hijos. Los extraño a todos y rezaré por ellos".
La última Turpin que habló en el tribunal fue la madre. Louise ofreció una disculpa a sus hijos, aseguró que los ama y que ora por ellos cada día. "Espero que reciban toda la educación que necesitan, que sus sueños se hagan realidad. Se merecen lo mejor en la vida", expresó.
Otros cuatro hijos escribieron cartas, pero pidieron que sus padres las leyeran en privado y después se las devolvieran a los fiscales. No quieren que sus verdugos las conserven en sus celdas.