¿Apretón de manos o choque de puños?: el 'olvido' de un simple protocolo crea ruidos en gira de Biden por Medio Oriente
En medio de la compleja gira por Oriente Medio que inició este miércoles el presidente Joe Biden y en la que visitará a sus aliados Israel y Arabia Saudita, un detalle en el lenguaje coporal y expresivo del presidente ha llamado la atención y despertado suspicacias en los medios: la forma en la que el mandatario saludó al primer ministro israelí tras bajarse del Air Force One.
En vez del tradicional apretón de manos, Biden saludó al primer ministro israelí Yair Lapid y su equipo de bienvenida chocando los puños, algo que la Casa Blanca ya le había avisado que sucedería, justificándolo como una medida de precaución por el actual alza de contagios de coronavirus.
Sin embargo, poco después, el presidente estadounidense se reunió con el anterior primer ministro de Israel y actual líder de la oposición, Benjamín Netanyahu, y ambos sí se estrecharon las manos y hasta se dieron palmadas en la espalda. Biden también le dio un apretón de manos a Naftalí Bennett, el vice primer ministro (o primer ministro alterno).
Y minutos después, Biden abrazó a Gita Cycowicz y Rena Quint, dos sobrevivientes del Holocausto. Biden se inclinó hacia ellas, les tomó de la mano y hasta las besó en la mejilla.
Quint expresó su sorpresa a la prensa, pues dijo que le habían informado con antelación que evitara el o estrecho con el presidente . “Me pidió permiso para besarme, y siguió sosteniendo mi mano, y nos dijeron que no lo tocáramos”, dijo Quint, citada por The Washington Post.
¿Cuidados de salud o cuidados políticos?
La prevención de chocar el puño en vez de dar la mano, como una medida simbólica para remarcar el actual auge de contagios por las nuevas variantes del covid-19, no ha estado solo en la mira por la selectividad del presidente a la hora de implementarla, o lo rápido que se olvidó de ella.
Algunas voces aseguran que su implementación realmente tendría como objetivo evitar la foto del apretón de manos con el príncipe heredero saudita Mohammed Bin Salman, con quien Biden ha tenido importantes diferencias y con quien se reunirá como parte de su visita a Arabia Saudita, la próxima parada de su gira.
Durante la campaña electoral, Biden prometió que buscaría convertir a ese reino árabe en una nación “paria”, por sus repetidos abusos contra los derechos humanos. Tras esa fuerte declaración, la relación se tensó aún más cuando el mandatario aprobó el año pasado la publicación de un informe de la inteligencia estadounidense que determinaba que Bin Salman estaría detrás del asesinato del periodista estadounidense Jamal Khashoggi, en 2018.
“Estamos en una fase de la pandemia ahora en la que buscamos reducir el o”, había dicho Jake Sullivan, el asesor de seguridad nacional, mientras viajaban en el Air Force One rumbo a Israel. Y acotó, adelantando que el presidente podía olvidar la precaución: “No puedo hablar de cada momento y cada interacción y cada movimiento. Es solo un principio general que estamos aplicando”.
El día antes de partir, el martes, Biden pasó la tarde abrazando, dando palmas en la espalda y estrechando manos a del Congreso y sus familiares en el tradicional picnic en la Casa Blanca.
Los periodistas que acompañan a la delegación estadounidense se soprendieron cuando se anunció el nuevo protocolo para el presidente de no estrechar la mano, levantando suspicacias acerca de la tensa relación de Biden y el otro aliado histórico de EEUU: Arabia Saudita.
Aunque vacunado y reforzado contra el covid-19, a sus 79 años Joe Biden se considera parte del grupo de alto riesgo, por lo que en la Casa Blanca se siguen tomando importantes medidas, como pruebas diarias o incluso mascarillas.
En sus casi 50 años de carrera política, Biden está acostumbrado a saludar y dar muestras de cercanía y fraternidad. Se sabe que el mandatario prefiere los encuentros en persona y que es de los políticos que abrazan y besan, no solo a otros líderes políticos o importantes figuras, sino también en encuentros con sus electores, como se le ha visto con víctimas de desastres o tiroteos.
La visita de Biden a Israel y Arabia Saudita tiene como tema principal en la agenda al enemigo en común de ambos países, Irán, y su programa de desarrollo nuclear.
Las tensiones sobre este tema están sobre la mesa ya que Biden sigue insistiendo en tratar de salvar el acuerdo nuclear firmado con los iraníes en 2015 por Barack Obama, cuando el hoy mandatario era vicepresidente. El histórico acuerdo, que luego rompió Trump en 2018, comprometía a ese país a reducir su programa nuclear a cambio de una reducción de las fuertes sanciones económicas que pesan en su contra.
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